Productores arroceros castigados por la bajante del Paraná

2022-09-17 01:41:31 By : Mr. Jason Zhou

El cultivo en la costa santafesina sufre, como nunca, la bajante del río. Hay lotes que aún no pudieron regarse y se calcula que el 40% del área arrocera está afectada. A eso se agrega: inestabilidad en el suministro eléctrico; costosísimas obras para que el agua llegue hasta las bombas; disparada en los precio de los insumos y precio planchado para el grano.

“Arroz: una campaña de terror” titula El Litoral una interesante nota donde da cuenta de la gravísima situación que afrontan los productores arroceros en la costa santafesina del río Paraná.

Si bien aclara que no es la primera vez que una bajante complica a ese sector, la situación se complica este año porque el nivel del río descendió mucho más de lo normal y no hay máquina capaz de llevar agua para el riego, a lo que se sumó una durísima sequía con temperaturas inusualmente altas.

“Hay un 40% del área comprometida porque no se pudo regar”, advirtió a el suplemento Campolitoral el ingeniero agrónomo Leonardo Van Opstal, quien ante la difícil situación en la costa decidió elaborar un informe técnico para informar a las autoridades de la provincia.

“Todo aquel productor que utilice agua del río para riego de su explotación en esta ocasión se vio afectado. Los niveles del río son tan bajos que no hay en la zona estructura diseñada para su ocurrencia”, indicó en el reporte que tituló “Informe de la situación hidrológica y condiciones ambientales imperantes en los departamentos Garay y San Javier, su impacto en la región”.

Allí, revela que al inicio de la campaña los pronósticos de bajantes no eran claros, “pero de ninguna manera reflejaban la situación actual”. Al respecto menciona que con la mayoría de los cultivos ya implantados y el 95% de los gastos hechos “vemos amenazado el objetivo, día a día cambian las condiciones (van empeorando) paulatinamente se van debilitando los recursos, humanos, económicos, y materiales (bombas, motores, instalaciones), es una agonía lenta de todo el sector”. 

Explicó que algunos lotes se “bañaron” (riegos parciales, no constantes), pero otros nunca se pudieron regar desde que se sembraron en octubre, por lo que llevan 70 días de nacidos sin el aporte de agua, viviendo de las escasas lluvias. “Esos están muy críticos“, afirmó.

Como si fueran pocos problemas, mientras duró la ola de calor sufrieron la escasez de energía eléctrica. “No teníamos luz desde las 14 hasta las 16 horas; de bombear 24 horas pasamos a 16 o 18, eso también incide porque no tenés continuidad”, añadió el profesional.

De acuerdo a lo informado por Van Opstal, “hay lotes que ya se perdieron”, mientras otros se van a recuperar un poco con las últimas lluvias, pero que apenas alcanzará para lograr el 50% del objetivo de rendimiento que para esa zona es de 6.000/6.500 kilos.

La peor situación, explicó, se observa en el norte del departamento San Javier, en las arroceras de Colonia Teresa y Alejandra, donde el río está más alejado de la costa y sufren la bajante desde el año pasado. En el sur, con el cauce más próximo, “los problemas crecieron hace 15 días”.

A raíz de esto los productores debieron recurrir al movimiento de tierra con maquinaria pesada para cavar canales que lleven agua hasta la toma de las bombas, con el descomunal gasto que representa en muchos casos.

“Es mucha plata”, remarcó el técnico, quien precisó que una retroexcavadora cuesta $ 10.000 más IVA la hora. Y “acá hay gente que tiene una contratada desde fines de noviembre 12hs por día; es muchísima plata en obras semipermanentes, cuando el río crezca se lleva todo”. Por día ese trabajo cuesta entre $ 120.000 y 140.000, estimó.

Otro tema que complica la situación de los productores es el incremento en el costo de los insumos. “El que se pudo apalancar y compró en agosto lo hizo a buen precio; en septiembre u octubre los pagó con un 200% de incremento”, sostuvo.

Van Opstal citó como referencia que, para un rinde promedio de 5.500 kilos por hectárea, como el de la campaña pasada, el margen es del 10%, “por lo que va a haber varios productores por debajo de la línea de quebranto”.

Muchos productores en la región están integrados verticalmente con un molino y la disminución en la provisión de materia prima anticipa una puja de la demanda por la mercadería, o bien la importación desde otras zonas productoras del país.

“En la zona va a haber demanda de arroz, porque todos los molinos van a estar en las mismas condiciones”, dijo el asesor, y eso impulsará el precio al productor. Por esa vía o “importando” desde otras provincias, posiblemente el producto también se encarezca en góndola.

Van Opstal explicó que hoy el precio del arroz cáscara no es uniforme. “Hay de todo”, desde $ 24 a $26 ó $27 el kilo. “Para nada es un buen precio“, aseguró, ya que la campaña pasada terminó en $ 26. “Con una inflación del 3% mensual, nos comió un 30% de los ingresos”, lamentó.

Una posibilidad podría ser el suficiente stock que dejó la cosecha pasada para el mercado interno. Otra puede ser la política de precios máximos del Gobierno nacional.

Así, la mayoría de los productores están “en situación crítica”, afirmó. Y estimó que “de algo más de 20 que somos, debe haber 19 con problemas”. Según sus cálculos, de las 33.000 hectáreas proyectadas al inicio de la cosecha -un poco más que el año pasado- al final de la campaña no llegarían más de 27.000 ó 28.000.