Así es Hyperloop, el tren que nos llevará de Barcelona a París en 90 minutos 'volando' por un tubo

2022-05-28 21:25:08 By : Mr. Deming Dai

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Simulación que muestra cómo sería el tubo, el tren y la futura estación

Hay muchas cosas que pueden pasar entre nuestros días y el futuro, pero la aparición de un nuevo sistema de transporte que sea rápido y sostenible al mismo tiempo es una de ellas. Este sistema tiene nombre desde 2013, cuando Elon Musk lo llamó Hyperloop, pero no se espera que existan rutas hasta, por lo menos, el año 2030. La idea es poder viajar a mil kilómetros por hora con un quinto modo de transporte que se una a los trenes, barcos, aviones y coches, para hacer posible enlazar Madrid con Lisboa en apenas media hora o Barcelona con París en 90 minutos escasos. En otras palabras, “las principales ciudades europeas podrían estar conectadas en pocos minutos como en una gran red de metro”, indica Juan Vicén, cofundador de Zeleros.

Fue en 2016, recuerda Vicén, cuando los altavoces pronunciaron con acento inglés el nombre de su equipo, tras el preceptivo “the winner is”, en la competición que organizó en Texas el consejero delegado de Tesla, Elon Musk, para revolucionar los viajes interurbanos con velocidades sin precedentes. El concepto de Hyperloop se hizo muy popular en 2013 gracias a un artículo de 58 páginas elaborado por el empresario sudafricano en el que puso el grito en el cielo al apercibirse de la intención de construir un (presunto) “tren bala” en California.

El multimillonario Elon Musk está detrás de este proyecto de tren súper rápido 

“¿Cómo es posible –escribió Musk– que en el hogar de Silicon Valley, donde surgen cosas tan increíbles como indexar todo el conocimiento del mundo o explorar Marte, se pueda estar planeando construir un tren bala que es uno de los más caros por milla construida y uno de los más lentos del mundo?”. Unas líneas más adelante, Musk añadió: “Sería estupendo disponer de una alternativa al avión o al coche, pero, obviamente, solo si fuera realmente mejor. El tren en cuestión sería más lento, más caro de operar (si no está subvencionado) y menos seguro (…), así que ¿por qué iba alguien a querer utilizarlo?”

En vista de ello, Musk describió el potencial de un nuevo sistema de transporte basado en eliminar la resistencia del aire y animó a las empresas tecnológicas a desarrollarlo para su comercialización, en tanto, según dijo, su cabeza estaba en otras cosas. Hoy día, siete compañías, entre ellas una española, siguen luchando por hacer posible su epifanía. En esas está Zeleros, una start-up surgida de las entrañas de la Universitat Politècnica de València.

Según explica Vicén desde una nave acristalada de la Marina de Valencia en la que trabajan 40 personas, se ha desatado una carrera tecnológica por desarrollar el tipo de vehículos y las certificaciones de seguridad que requerirá viajar a mil kilómetros por hora a través de una extensa red de tubos.

El Hyperloop podría llegar a ser más veloz que el avión en distancias inferiores a los 1.500 kilómetros, puesto que no tiene que despegar y aterrizar

Aunque todavía no está claro si el hyperloop se convertirá en un gran salto para la humanidad, podría llegar a ser más veloz que el avión en distancias inferiores a los 1.500 kilómetros –debido al lastre que representa despegar y aterrizar, la velocidad comercial de los aviones en trayectos cortos ronda los 600 km/h–, tener la conectividad del tren –está previsto que se pueda acceder al hyperloop desde el centro de las ciudades– y la frecuencia de paso del metro, “pues las cápsulas podrían pasar por las estaciones cada dos minutos y medio”, tal y como adelanta este ingeniero industrial.

De hacerse realidad el Hyperloop, trabajar y vivir en dos ciudades distintas podría llegar a convertirse en el pan nuestro de cada día. Alguien podría estar, por ejemplo, a las 8.01 de la mañana apurando un café en la estación de trenes de Boston y apearse en Washington DC –a 638 kilómetros de distancia– a las 8.58 de la mañana, esto es, 57 minutos después. Otro ejemplo que propone la web de Zeleros: un pasajero que comprara su billete para el hyperloop con salida desde Berlín a las 18.05 horas, podría abrir el paraguas en París (a 877 kilómetros de distancia), a las 19.12 de la tarde.

“Los imanes con los que jugábamos de niños son parte fundamental de este nuevo modo de transporte”, explica Vicén desde una estancia que permite curiosear la maqueta del primer prototipo de cápsula, vaina o vagón desarrollado por Zeleros, con las dársenas y el mar Mediterráneo al fondo. “Cuando acercas un imán a la nevera, por ejemplo, se adhiere, pero si lo alejas demasiado, cae. La clave es controlar que se quede levitando o suspendido”, continúa diciendo.

La clave está en que la fuerza de los imanes puedan dejar levitando el tren para que adquiera esas velocidades

“El concepto general –detalla este ingeniero industrial, moviendo las manos, para hacerse entender mejor– es bastante simple: los imanes que recubren el techo de la cápsula se atraen hacia el propio tubo por el que discurre, propiciando la levitación de la vaina mientras hace su recorrido a poca distancia del suelo, pero sin tocarlo”. He ahí el rasgo distintivo de este futurista medio de transporte: los vehículos no tienen ruedas, sino que se mantienen en el aire sin ningún punto de apoyo.

Elon Musk no es el primer inventor que pone sus esperanzas en el aire. En 1799, George Medhurst propuso mover mercancías a través de tuberías de hierro fundido utilizando la presión del aire para conectar el Reino Unido con la India; en 1812 amplió la idea para incluir vagones de pasajeros. Asimismo, a mediados de la década de 1860 se construyó cerca de Crystal Palace Park, al sur de Londres, un tren propulsado por un enorme ventilador, que a su vez era movido por una máquina de vapor, explica la revista The Atlantic. En los viajes de regreso, el ventilador se invirtió para crear un vacío que succionara el vagón hacia atrás. A finales del siglo XIX, ciudades como Londres o Praga usaban sistemas de tubos neumáticos para distribuir el correo en bancos, hospitales y fábricas. También el pionero de los cohetes norteamericanos, Robert Goddard, concibió un tren que enlazara Boston con Nueva York en 12 minutos. ¿Su idea? Que el tren flotara sobre imanes dentro de un túnel especialmente construido con todo el aire bombeado; eso eliminaría la fricción que normalmente reduce la velocidad del tren. Como es de suponer, nunca se construyó, pues la tecnología necesaria no estaba disponible.

Si se trata de cerrar los ojos para tratar de visualizar el Hyperloop, hay que imaginar unas tuberías de cuatro o cinco metros de diámetro por las que discurren las cápsulas de forma autónoma a lo largo de la ruta, sin necesidad de un conductor. Las cápsulas más pequeñas miden 20 metros y pueden alojar hasta a 50 pasajeros, pero también las hay de 50 metros de tamaño con capacidad para 200 personas. Todas las cápsulas o vainas están fabricadas con materiales ligeros y resistentes: aluminio, fibra de carbono, etc. “¿Cómo se frena? Es una buena pregunta”, responde Vicén. “En nuestro caso, jugamos con el aire. Básicamente, se trata de coger el aire que hay delante y tirarlo hacia detrás. El frenado es muy gradual para que sea suave, por lo que en ocasiones se comienza a frenar unos diez kilómetros antes de la siguiente parada. Pero también existe la posibilidad de activar el freno de emergencia para hacerlo de forma muy rápida”, tranquiliza.

De hacerse realidad en el año 2030, como está previsto, el Hyperloop será el doble de rápido que el tren bala de Japón (la velocidad media podría rondar los 700 km/h), gracias a eliminar la resistencia del aire. Es decir, será más veloz que los trenes, más seguro que los coches y menos perjudicial para el medio ambiente que los aviones.

En cambio, siguen habiendo dudas sobre la relación calidad-precio, aunque Vicén, el director de marketing de Zeleros, prefiere no pronunciarse sobre si se desatará una batalla en la franja de los 75 euros. “Preferimos mantenernos asépticos sobre la posibilidad de viajar por ese precio. Ahora mismo estamos en un proceso de validación tecnológica, pero nuestros análisis muestran que el precio del billete podría ser muy similar a los rangos existentes para la alta velocidad. Estimamos que su coste podría situarse a medio camino entre el tren y el avión”, indica.

De momento, las pruebas realizadas permiten ser moderadamente optimista, aunque hará falta seguir afinando la tecnología para ganarse la confianza de nuevos inversores. Virgin Hyperloop es una de las empresas que más ha avanzado en el desarrollo del nuevo concepto. Fue la primera en realizar una prueba a gran escala en el desierto de Nevada (EE.UU.) en un tubo de 3,3 metros de ancho y 500 metros de longitud. Hasta la fecha, el hyperloop estadounidense ha sido capaz de alcanzar los 310 km/h en una distancia de 436 metros. Sin embargo, el éxito ha sido parcial, ya que se ha obtenido con una tecnología intermedia y no con la que finalmente se hará servir.

Según informó Verge a finales de febrero, Virgin Hyperloop ha despedido a casi la mitad de su plantilla (111 personas, en total), tras anunciar su decisión de cambiar de rumbo y enfocarse en el transporte de mercancías pues, no en vano, su principal accionista es DP World, una autoridad portuaria de Oriente Medio, propiedad del estado de Dubái.

Simulación del vehículo de Zeleros, recorriendo el desierto  

En el Pabellón de España de Dubái, precisamente, estuvo desde el 1 de octubre de 2021 hasta marzo, el vehículo que se ha propuesto construir esta empresa valenciana que trabaja con socios industriales del calado de Acciona, Airbus, CAF, Cap Gemini Engineerding (la consultora informática francesa) o Red Eléctrica y que cuenta con inversores como Plug &Play (Silicon Valley), Goldacre (Reino Unido) o Angels, el brazo inversor del dueño de Mercadona, Juan Roig.

El Zeleros Z01 cuenta con sistemas de propulsión y levitación integrados en el vehículo en lugar de en la infraestructura, con un compresor en la parte delantera que mueve el vehículo dentro de las redes de tubos. El próximo objetivo es levantar una pista de pruebas que permita convertir la teoría en práctica. Inicialmente, se pensó en construirla en Sagunto, a escasos 30 km de la capital del Turia, pero su trazado discurría en paralelo a una carretera y, finalmente, se prefirió no llamar al mal tiempo... “Ahora mismo, el gobierno está buscando otros emplazamientos”, revela Vicén. “Pero cualquiera que sea su ubicación, apoyaremos la decisión”, anticipa.

Zeleros ha mostrado en la Exposición Universal de Dubái su prototipo de cápsula (todavía no funcional) para transportar a 50 o 200 pasajeros. Fabricada en acero, su aspecto recuerda al de un avión eléctrico sin alas. “La experiencia al viajar recuerda más a un tren de alta velocidad que al avión, ya que el Hyperloop amortigua las vibraciones, pues el vehículo no toca el carril, sino que levita”, recuerda Vicén. Sin embargo, y a diferencia de los trenes, que establecen horarios fijos, las cápsulas del Hyperloop funcionarían más bien como ascensores inteligentes: la inteligencia artificial ajustaría, en función de la demanda, los destinos, el número de vainas que viajan en cada convoy y las horas de salida. “Igual, los lunes por la mañana podrían salir, cada dos minutos y medio, todas las cápsulas de 200 pasajeros, pero tal vez el sábado bastaría con cápsulas de 50 pasajeros más espaciadas”, estima. Respecto a por dónde discurrirá el hyperloop, los expertos consideran que exigirá un infraestructura específica que, en función de la orografía, podría ser terrestre, subterránea o elevada sobre pilones. 

Imagen del vehículo que Zeleros exhibió en el pabellón de España, en la Expo de Dubái

Cuando, finalmente, esté construida y, luego, otra pista todavía más larga de 30 kilómetros, pues se requiere de espacio para alcanzar la velocidad requerida (la velocidad máxima del hyperloop se sitúa en 1.200k/h ya que, por encima de la velocidad del sonido, se producen ondas de choque y perturbaciones que crean una resistencia muy grande al avance), se verá mucho más claramente el rumbo que puede tomar el hyperloop.

La idea es disponer de esta pista en los próximos años para experimentar in situ la seguridad e interoperabilidad de un modo de transporte propio de una novela de ciencia ficción. Pero, básicamente, hay dos escenarios: que el hyperloop se convierta en el medio de transporte del futuro o sea recordado como algo que fue ensayado sin éxito durante el pasado.

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